El Plan General de Ordenación Urbana de 1961, vigente aún en el año 1970, se había convertido en una norma urbanística que regulaba los usos, aprovechamientos y destinos de las zonas con unas ordenanzas de edificación con rígidos moldes a los que se debía de ajustar la iniciativa privada omitiendo las encaminadas a dotar de equipamiento a los núcleos y dada la acelerada expansión demográfica quedó desbordado en poco tiempo. Aún no todos los municipios de la comarca contaban con planes parciales como consecuencia de una falta de coordinación al mezclarse áreas industriales y residenciales. Lo que provocaba que muchas áreas habitables lo fueran en áreas ya contaminadas. Los objetivos iban a ser cubrir los déficits, facilitar las actividades recreativas, conservar las zonas de interés paisajístico y áreas urbanas de interés histórico y medioambiental así como recuperar suelo abandonado y deteriorado. Además de asegurar los niveles correctos de accesibilidad y solucionar el conflicto y separación entre ciudad, residencia, trabajo, comercio, industria, naturaleza, periferia, ocio y grandes equipamientos. Así se le restituiría a la ciudad su carácter de relación, su legibilidad, los espacios públicos para el ocio y los equipamientos sociales que consideraban debían de caracterizar a la ciudad. De esta forma proporcionaría un instrumento de recalificación de zonas deterioradas y control de ocupación y utilización del suelo.

 Los criterios para la II revisión del Plan General que se plantearon en equipamientos, servicios e infraestructuras serían un objetivo primordial de futuro en el plan superando el déficit, congestiones, cuellos de botella, preparando suelo suficiente para la expansión.

 La ciencia urbanística desde el anterior plan había dado un gran salto hacia adelante tanto en su concepción de plan como en el método de trabajo. El plan concebido como un producto acabado con una rígida forma futura del territorio que la realidad debía de alcanzar se venía demostrando como un instrumento ineficaz e incapaz de encauzar la dinámica edificatoria de cada día. Cualquier desviación en las previsiones e hipótesis asumidas convertiría el plan en un peso muerto siendo un obstáculo y freno al desarrollo cumpliendo un papel opuesto al previsto de ordenar, canalizar y promover el desarrollo de un area. El plan con zonificaciones previstas y concretas no era sino un lastre a la expansión económica de la comarca. El plan debía de ser flexible capaz de adaptarse a la realidad cambiante. Lo que significaba centrarse más en el proceso y no en el producto final.

 El Consejo General de la Corporación Administrativa Gran Bilbao acordó proceder en sesión del 7 de agosto de 1970 a la segunda revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao y su área de influencia tras la justificación de importantes incidencias surgidas en la comarca. Quedaba justificada la revisión ante los proyectos del puerto exterior, el nuevo aeropuerto en Sondika, la Universidad Autónoma de Bilbao, la refinería de petróleo Petronor, la planta térmica en Santurtzi, la central nuclear en Plentzia-Mundaka, el enlace Bilbao con la terminal de los gases LAC, la restauración de la red interior comarcal, la autopista Bilbao Behobia, las soluciones Centro y Sur. También quedaba el desarrollo de la nueva ciudad del Valle de Asúa además de los estudios de contaminación atmosférica y la coordinación con los modernos estudios de las áreas metropolitanas para encuadrar dentro del marco amplio de investigación sobre ordenación y planificación del territorio regional del III Plan de Desarrollo Económico en estudio.

 Finalmente no pudo llevarse a cabo debido a la dilación y a los cambios políticos que se suscitaron tras acabar la Dictadura.

 

 

Luis Bilbao