Eulalia de Abaitua y Allende-Salazar, nació en Bilbao, en
1853 y falleció el 16 de septiembre de 1943. Cursó estudios en el Colegio del
Sagrado Corazón de Barcelona, hasta que la familia se trasladó a Liverpool
(Reino Unido), en 1873. Posteriormente, tras su regreso a Bilbao, en 1878
levantó su residencia en la que fuera la Anteiglesia de Begoña, una
construcción de estilo inglés conocida como el Palacio del Pino, en la que vivió
hasta la Guerra Civil, cuando trasladó su residencia a la Gran Vía bilbaína.
La afición por la fotografía condujo a Eulalia a explorar su propio entorno, dejando constancia de las actividades cotidianas de su época y del papel de la mujer en el espacio tanto público, como privado. Pionera de la fotografía en el País Vasco, trabajó preferentemente con placas estereoscópicas de formato 9x12, con emulsión de gelatino-bromuro, en las que recogía una galería de personajes populares, de vidas humildes, por lo general anónimas, retratadas con el interés de una mirada antropológica con la que logró plasmar la experiencia cotidiana del mundo tradicional y urbano, así como la crónica visual de sus frecuentes viajes. Aparte de la vida de su propio entorno familiar, Eulalia retrató un amplio repertorio de situaciones y personajes en el mismo contexto que frecuentaban, como el hogar, los espacios de encuentro, como la plaza o la fuente y los lugares relacionados con las actividades cotidianas, como los lavaderos de ropa o los puestos de mercado. Las localizaciones privilegiadas por Eulalia pertenecían tanto a su propio entorno en Begoña o en la Villa de Bilbao, como a las inmediaciones de la ría, en los municipios de Sestao, Portugalete, Santurtzi y Algorta. También frecuentaba poblaciones costeras de la provincia de Bizkaia, como Mundaka, Ondarroa y Lekeitio, junto con otras de Gipuzkoa o Cantabria.
La fotografía de Eulalia de Abaitua , por lo general en exteriores y con luz natural, muestra una aproximación de interés etnográfico al personaje en su contexto. Cronista privilegiada de la vida cotidiana de la Anteiglesia de Begoña, Eulalia fotografió los ambientes de las fiestas locales, dando protagonismo a los bailes populares y al contexto social en el que se desarrollaban rodeados de autoridades, músicos y público, lo que constituye un inestimable registro fotográfico de la ciudad y de sus habitantes en el umbral del pasado siglo.
Itinerario por el Bilbao de Eulalia Abaitua
Eneko Lorente