Cuatro años permaneció Alejandro Rivero en el desempeño de las gestiones municipales de la villa bilbaína, los que se sucedieron entre 1869 y 1872. Años de incesantes cambios políticos desde que triunfara la revolución antidinástica hasta la proclamación de la I República, de los cuales no fue ajena la administración local bilbaína.
Dos acontecimientos fueron de especial trascendencia para el desarrollo de la vida pública local: la ampliación de sus límites jurisdiccionales (2.4.1870), con la anexión parcial de terrenos de las anteiglesias de Abando y Begoña a la villa de Bilbao, y la sublevación carlista, cuyos efectos se dejaron sentir en el devenir económico y social del municipio, trastocando asimismo sus funciones administrativas.
Tras el Ayuntamiento presidido por Fidel Sagarminaga, que presentó su dimisión en mayo de 1872 dado su rechazo al Convenio de Amorebieta celebrado con los insurrectos carlistas, y el transitorio paso por la alcaldía de Ricardo Arellano durante el mes de junio de 1872, llegó el turno de Alejandro Rivero en la presidencia de la corporación municipal de Bilbao.
El 23 de julio de 1872 tomaba posesión el nuevo Ayuntamiento nombrado por el Gobernador Aníbal Álvarez de Osorio, de acuerdo con la autoridad militar. Al iniciarse las gestiones de la nueva corporación y con motivo de enviar una comitiva de cortesía y saludo al monarca que se hallaba en Santander, el Alcalde se manifestó ferviente partidario del mismo (24.07.1872). El rey fue invitado a visitar la villa, contando con su presencia en agosto de 1872, que fue aprovechada para proceder a la inauguración de la nueva Casa de Misericordia.
Decidido el Ayuntamiento a impulsar las obras públicas de interés para el municipio, fue nombrada una comisión especial que procurase salvar las dificultades para el cumplimiento de los acuerdos adoptados en diversas materias, tales como el matadero, la conclusión de obras en Uribitarte, la creación de la Gran Vía de San Mamés, la ejecución de obras en terrenos de San Agustín y el aprovechamiento de los terrenos ganados a la ría en Atxuri.
Trabajaron también distintas comisiones en ampliar el servicio de aguas a las zonas agregadas, practicándose estudios de suministro de agua de diversos manantiales, así como en alcanzar el arreglo parroquial tras la anexión de Abando y Begoña, asunto que tropezó con los inconvenientes no sólo de la dualidad jurisdiccional, sino también de haber sido aprobado por la Diputación el arreglo para el Señorío, incluidas las anteiglesias mencionadas, lo que planteaba diferencias sustanciales, sobre todo, en las dotaciones del clero.
Fue relevado en su cargo y sustituido por Francisco Mac-Mahon.
Susana Serrano Abad