La familia Ybarra cuya fortuna procede del comercio entre las minas y las ferrerías, fue ampliando el negocio hacia la transformación del hierro. Primero en una previa fábrica en Guriezo (Santander), para luego, desde 1857 ampliar sus instalaciones en Barakaldo(Bizkaia) en la Fábrica de El Carmen.
La extensión del sistema de fundición Bessemer y los problemas que tuvieron para utilizar el método Chenot en El Carmen, animó a los Ybarra en 1882 a constituir la sociedad Altos Hornos y Fábrica de Hierro y Acero de Bilbao, desde la que gestionaron la fábrica de Barakaldo así como los derechos mineros de Ybarra Hnos. y sus contratos de suministro con las sociedades Orconera y Franco Belga, constituidas por las principales siderurgias europeas para conseguir hierro de calidad a buen precio y en las que tenían participación también los Ybarra.
Los Ybarra dieron entrada en el capital de la nueva sociedad, con unainversión de 12,5 millones de pts., al poderoso grupo empresarial comandado por el marqués de Comillas. El efecto de esta inversión es que el capital para reconstruir la nueva fábrica e instalar los convertidores Bessemer se hizo sobre esa aportación, mientras que los Ybarra aportaron las instalaciones preexistentes de la factoríade Barakaldo.
La mayor parte de sus accionistas y capital invertido procedía de fuera del País Vasco (50 por 100 de Madrid, 36,5 por 100 de Vizcaya, 11,2 por 100 de Barcelona y 2,40 por 100 de Londres, los Murrieta).
El creciente proteccionismo desde fines de los años ochenta y sobre todo de los noventa, en España y en toda Europa, encarecía la importación de maquinaria y al mismo tiempo impedía el acceso de los fabricantes de hierros comerciales a los mercados foráneos, por lo que se intervino en el Gobierno español para conseguir aranceles protectores. Así aparecieron empresas que utilizaban los productos siderúrgicos y los transformaban, con lo que se conseguía el objetivo de aumentar la demanda y al mismo tiempo ser suministradoras de maquinaria y otros productos a las cabeceras siderúrgicas: así desde 1891 se formaron Talleres de Deusto, Talleres del Cadagua, la Basconia, Tubos Forjados, etc.
El siguiente paso fue alcanzar un mayor tamaño. En 1894 había llegado al consejo de Altos Hornos de Bilbao Tomás Zubiría. Durante los años que siguieron fue adquiriendo un volumen crecientemente importante del capital social de la empresa. En 1898 ya era uno de los máximos accionistas, el quinto, y al año siguiente sólo superaba su representación la de Joaquín Angoloti. En mayo de 1898 falleció José Vilallonga y en 1899 fue nombrado presidente de la Sociedad.
Desde aquí se comenzó a llevar seriamente adelante los contactos previos en relación con la fusión con La Vizcaya y en una fase más madura La Iberia, que en 1902, fructificaron en la formación de Altos Hornos de Vizcaya, con un capital de 32 millones de pesetas y más de 5.000 empleados.
Eduardo J. Alonso Olea