La anexión de la anteiglesia de Deusto por parte del municipio de Bilbao conllevó una serie de actos de rechazo pero utilizando las reglas que imponían en la dictadura de Primo de Rivera como fue la resistencia administrativa por medio de informes y escritos dirigidos al Ministerio de Gobernación, a la Diputación Foral de Bizkaia y al Gobernador Civil ya que defendieron su derecho como pueblo que les otorgaba la ley Municipal y el Estatuto Municipal de 1924.
Los comisionados de Deusto lucharon con todos los medios legales disponibles contra la anexión de sus municipios oponiéndose a las pretensiones bilbaínas a través de todas las trabas burocráticas posibles, intentando obtener ayuda del resto de municipios vizcaínos o viajando a Madrid para defender ante las máximas autoridades la autonomía de Deusto.
En Agosto de 1911 con Federico Moyua de alcalde, se pidió a las Cortes la adopción de una ley para anexionar a la villa los términos de Begoña y Deusto. En 1916 con Mariano Arana de alcalde fue una propuesta de la minoría republicana que pedía anexionar no solo Deusto y Begoña sino que Barakaldo también. Un año más tarde con la excusa de tener una población de más de 100.000 habitantes volvía a solicitar dicha anexión de Deusto y Begoña. Con la llegada de Rufino Laiseca a la alcaldía en 1920 se volvía a insistir en la misma idea pero con toda clase de argumentos. Deusto respondió que respondía a los intereses económicos de Bilbao el Ensanche como espacio privilegiado para las clases más pudientes y Deusto una vez anexionada se convertiría en una zona de barrios para obreros. La experiencia de la anexión de Zorroza y Olabeaga por parte de Bilbao, dado que habían sido olvidadas, les daba la razón. Incluso la Diputación se posicionaría a favor de la anexión pero no prosperó. En 1924 Federico Moyua fue designado alcalde y volvieron a insistir en la anexión añadiendo a Deusto y Begoña parte del municipio de Erandio. Se planteó ante la anexión que estaba ya firmada en Madrid que desde Deusto se pactaran las condiciones para conseguir los mayores beneficios para la aún anteiglesia.
Los inconvenientes fueron surgiendo con la promulgación en Marzo de 1924 del Real Decreto Ley que aprobaba un nuevo estatuto municipal. Lo que alargaría el proceso al amparar a Deusto frente a las pretensiones anexionistas de Bilbao. Deusto intentaría alargar al máximo la anexión y es que llevaban 13 años de pleitos. Para ello se aprovecharon de la nueva legislación del Estatuto Municipal dado que les amparaba frente a las falsas argumentaciones de Bilbao porque Deusto sus límites no se confundían con los de Bilbao y tampoco dependían de Bilbao. Tanto Diputación como la Guardia Civil se declararon a favor de la anexión por motivos económicos y de seguridad.
Los viajes a Madrid de los comisionados de Deusto fueron constantes pero a sus gestiones siempre se opuso el Gobernador Civil y contaron con escaso apoyo entre los municipios vizcaínos. La comisión permanente del Estado se posicionó a favor de Deusto pero no tenía carácter vinculante y fue impugnado dicho posicionamiento por el ayuntamiento de Bilbao.
Deusto contaba en 1924 con 8.799 vecinos, rural, junto a la ría tenía su industria y la vega de Deusto era suelo apetecible promotoras. Finalmente el 29 de Octubre de 1924 la anexión le fue impuesta por Real decreto, no se tuvo en cuenta ni a los habitantes de Deusto ni se les preguntó sobre si eran partidarios o no. Pesaron en la decisión los informes favorables de la Diputación, de la guardia civil, de la inspección provincial de Sanidad y de Trabajo, de la junta de Casas Baratas y de la mayoría de la comisión encargada de estudiar la anexión.
Bilbao se anexionaba Deusto y con ello adquiría un valioso suelo, como respuesta a las ambiciones económicas de sus gestores. Era esta una excelente adquisición con un terreno rural que contaba no solo con miles de metros cuadrados sobre los que poder actuar sino que también con una extraordinaria orografía sin apenas problemas, sobre la que poder llegar a realizar un efectivo desarrollo urbano, construyendo bien fábricas o bien viviendas. Terminarían haciendo lo que más se temieron las autoridades de Deusto mientras la extensión del Ensanche la dedicaban como zona residencial para una clase pudiente, Deusto se dedicaría exclusivamente a ser un enclave industrial y una zona para ubicar las viviendas para los obreros y para la gente de escaso poder adquisitivo.
Luis Bilbao