Abogado y político nacido en Bilbao el 9 de agosto de 1889, es bautizado en la parroquia de San Antón. Su familia paterna regentaba una ferretería en la calle Tendería desde principios del sigo XIX. Su abuelo materno, José de Aramburu, instaló una fundición en el barrio de San Francisco, donde fue elegido en varias ocasiones concejal del ayuntamiento de Bilbao por el partido demócrata (republicano).
Estudia bachillerato en el Instituto Vizcaya y posteriormente la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto. Obtiene el título por la Universidad de Salamanca. Pronto asume los postulados del nacionalismo vasco, ideología en plena efervescencia en el Bilbao de principio de siglo. En las elecciones municipales de 1917 se presenta en las listas del PNV por el distrito de Cortes. Es proclamado concejal por la Comisión Provincial de Vizcaya con 360 votos, aunque posteriormente, se acepta por el Ministerio de Gobernación el recurso de Eusebio Salsamendi quien ocuparía esa concejalía.
En 1919 ostenta la condición de secretario general de Juventud Vasca de Bilbao.
Contrae matrimonio con Angela Aguirre Belaustegui con la que tiene cinco hijos. Se inscribe en el Colegio de Abogados de Bizkaia y ejerce la profesión en su despacho de Bilbao. Pasa a residir en Orduña (Bizkaia) en donde es elegido concejal formando parte de la minoría nacionalista frente la mayoría carlista. En época republicana asume la defensa en los tribunales de diversas personas denunciadas por su actividad nacionalista.
Al estallar la guerra civil y formarse posteriormente el Gobierno Vasco, es nombrado secretario general de justicia y director general de prisiones por el consejero de justicia y cultura Jesús María de Leizaola. La política penitenciaria del Gobierno se dirige a humanizar la situación de los presos. En este aspecto trabaja, con la colaboración del joven donostiarra Joaquín Zubiría, en el traslado de los presos de los barcos prisión, la liberación de las presas, la ejecución de obras de mejora en las precarias instalaciones de que se disponía y en la plena libertad de culto religioso en prisión.
Tomadas Bilbao y Orduña en junio de 1937 por las fuerzas franquistas, éstas ocupan el chalet de su propiedad y queman los libros de su biblioteca. Posteriormente el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas le condena a 10 años de inhabilitación y 8 años de extrañamiento y una sanción económica de 15.000 pesetas. De manera significativa en la sentencia condenatoria se afirma que “se comportó bien con las personas que se encontraban en las prisiones no aparece comprobado que tuviera participación ninguna en los hechos anteriormente expresados relativos al asalto de las prisiones”.
Abandona con su familia Bilbao y trabajará bajo la dirección del ministro de Justicia Manuel de Irujo, en Valencia y Barcelona, como jefe de la sección de confesiones religiosas y clero. En esta labor expide salvoconductos a favor de religiosos que se hallan en situación comprometida en territorio republicano.
En enero de 1939 sale camino del exilio por la frontera catalana. Tras la ocupación alemana, abandona Francia por el puerto de Marsella en el buque Alsina, repleto de republicanos, judíos y nacionalistas vascos. Después de un azaroso viaje de 10 meses que le lleva por Dakar y Casablanca, arriba al puerto de Veracruz (México) en noviembre de1942. Instalado en México D.F. trabaja en una empresa propiedad de Francisco Belausteguigoitia. Es socio del Centro Vasco y miembro de la Junta Extraterritorial del PNV.
Muere en 1982 sin poder regresar a la villa en que nació.
José Ignacio Salazar