Fábrica inicialmente dedicada a la elaboración de hojalata instalada en Basauri, constituida el 30 de noviembre de 1892, con un capital de 1.500.000 pts,aportado por Enrique de Gana y Suárez, Víctor Chávarri y Salazar, Ricardo Rochelt y Palme, Ramón de Ybarra y Arregui, Ildefonsa de Ayarragaray y Garbino, Vda. De Gorbeña, Tomás de Zubiría e Ybarra, Francisco de Arana y Lupardo, Edesio Garamendi y Fernández de la Mata y José Mª San Martín y Allende.
En marzo de 1891 Gana y Rochelt habían adquirido unos terrenos en Basauri consistentes en una fábrica de calderas con sus pertenecidos en el barrio de Careaga y una casa por los que pagaron 130.000 pts., pero parte del pago lo hicieron en forma de acciones de una sociedad que pretendían constituir. En noviembre de 1892, cuando se constituyó La Basconia, Gana y Rochelt traspasaron los terrenos adquiridos a su nombre a la sociedad por 130.099 pts.
La iniciativa de esta sociedad fue de Rochelt y Gana, que buscaron los apoyos financieros precisos para levantar una fábrica de hoja de lata, fundamentalmente con la idea de aprovisionar a las conserveras de la costa cantábrica
Esta sociedad, como otras (Tubos Forjados, Vasco Belga, Talleres de Deusto…) no dejaron de ser una necesidad para reaccionar a la demanda del mercado interior ya que los mercados exteriores se estaban cerrando. No sólo fabricaban hoja de lata sino que fueron ampliado su uso a los cubos, baños o piezas de hierro fundido como las palas. La fábrica amplió sus instalaciones con un acería, en 1903. Luego pasaron a construir estructuras, como por ejemplo el arco de San Mamés.
Desde el fin de la Guerra Civil la empresa ampliando sus instalaciones hasta que en 1964 inauguró un tren de laminación en frío instalado en Etxebarri, en colaboración con Altos Hornos de Vizcaya, que terminaría absorbiendo a la Basconia en 1969. La planta pasó por el proceso de reconversión desde la crisis de los años 70 bajo diversas sociedades. En la actualidad pertenece a Arcelor Mittal, que sigue produciendo hojalata sobre todo para envases.
Eduardo J. Alonso Olea