Orientado al Este, el actual distrito municipal número cuatro está integrado por los barrios de Begoña, Santutxu, la Peña y Bolueta, en la margen derecha de la ría,
La antigua anteiglesia o “república” de Begoña ha pasado por diversas circunstancias, tanto históricas como territoriales, desde sus orígenes anteriores a la fundación de la Villa de Bilbao en 1300. Era un espacio rural de terrenos montañosos, y como tal se ha mantenido con algunos cambios no demasiado profundos hasta principio del s. XX. Ocupado inicialmente por caseríos, con dedicación a la agricultura y la ganadería, acogiendo también en su momento palacetes de tipo burgués y viviendas unifamiliares modernas. Hay que destacar su privilegiada y elevada ubicación, dominando desde lo alto el núcleo urbano de la ciudad, que fue creciendo y expansionándose a partir de las siete calles del Casco Viejo.
Y como centro neurálgico la Basílica y Santuario de la “Amatxu” de Begoña, auténtico corazón religioso de la ciudad y del resto del territorio de Bizkaia. Templo que fue evolucionando y ampliando sucesivamente su inicial trazado, sometido a los avatares de las contiendas militares y posteriormente reconstruido. Lugar de referencia, en torno al cual se disponían las edificaciones del Ayuntamiento y las Escuelas, teniendo especial relevancia el espacio público de la plaza, en la que se realizaban numerosos actos sociales, como ferias y romerías populares.
Sobre una antigua iglesia existente anteriormente, en el s. XVI se definieron las trazas del actual templo, contando con el apoyo económico de los mercaderes y armadores de la ciudad y el empeño de los propios parroquianos. Las obras se dilataron durante más de cien años hasta el s. XVII. Los destrozos ocasionados por las guerras carlistas del s. XIX obligaron a su reconstrucción, que concluyó a finales del s. XIX. En las últimas décadas del s. XX se llevaron a cabo nuevas obras de restauración.
Especial mención merece el cementerio cercano y el que hubo en Mallona, del que se conserva el arco neoclásico del acceso. Y las Calzadas de Mallona que unían la diferencia de altura existente entre la zona baja y alta (Casco Viejo y Begoña). Encrucijada de caminos, a finales del s. XIX se anexionaron a Bilbao algunos de sus barrios (Campo Volantín, Iturribide y Atxuri), completándose el resto en 1925.
Concluyendo el s. XVIII se erigió la Panadería del Pontón, considerada como la primera edificación industrial de Bizkaia, a la vera del río Ibaizabal Nervión en la zona de la Peña, y reconvertida en centro escolar.
Dos actuaciones urbanísticas de baja densidad se acometieron en las primeras décadas del s. XX, una de viviendas unifamiliares adosadas en el entorno de la antigua campa de Basarrate, y otra de viviendas bifamiliares en Dolaretxe, en ambos casos utilizando el sistema de cooperativa de propietarios. Pertenecen con diferentes matices a los modelos de “casas baratas” que tuvieron amplia implantación en el ámbito urbano de Bilbao y en el más amplio provincial de Bizkaia.
El barrio de Santutxu fue creciendo hasta adquirir una dimensión de pequeña ciudad, por su elevada densidad de población y abundancia de viviendas colectivas, algunas de ellas por iniciativa municipal siguiendo modelos de otras áreas urbanas. Se puede considerar como una consecuencia del desarrollo industrial imperante en la zona, donde se instalaron diversas fábricas entre las que cabe destacar la Tabacalera. A tener en cuenta algunos templos de interés como la Iglesia del Carmelo construida a finales del s. XIX.
Precisamente en Santutxu se construyó en los años treinta del s. XX un singular edificio de arquitectura docente del más puro estilo racionalista con toques expresionistas, que tras el necesario mantenimiento sigue vigente, el Colegio Luis Briñas. Supone una destacada muestra de esa tendencia que en Bilbao tuvo gran acogida y notables arquitectos, que en algunos casos supieron acomodarla a la tradición constructiva local.
Los cambios urbanístico en el entorno próximo a la basílica, muy transformado con la apertura de nuevos viales y el túnel de comunicación con los cercanos municipios de Etxebarri, Galdakao y Basauri, también aportaron un buen ejemplo de arquitectura residencial de calidad en los años setenta del s. XX con las Viviendas ubicadas junto a la Avenida de Zumalacárregui.
Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre