El Colegio Félix Serrano es un edificio de uso docente proyectado por el arquitecto Ricardo Bastida y construido en 1918. Ubicado en el Ensanche, en el área urbana de Indautxu, limita con tres calles (Autonomía, General Eguía y Manuel Allende). Completa su dotación con una amplia zona recreativa al aire libre.
En su composición predomina la horizontalidad, estando resuelto en lenguaje clasicista y aportando un completo programa de dotaciones escolares (salón de actos, clases de labores y trabajos manuales, y salas para maestros, entre otras). Además está dotado de grandes ventanales para facilitar la iluminación natural y la ventilación de las aulas y el resto de dependencias.
Con capacidad para 1.000 alumnos fue uno de los centros escolares más grandes de la época, al menos en Bilbao. Ricardo Bastida investigó en profundidad la arquitectura escolar, visitando modelos avanzados en diversos países europeos. Como consecuencia de ello fue elaborando una serie de directrices que aplicó en los colegios públicos que proyectó en Bilbao, como las Escuelas Múgica y el Instituto y Escuela Universitaria (en colaboración con Diego Basterra).
Según sus palabras: “La arquitectura escolar debe ser sobria y de buen gusto, que no parezca una catedral ni una prisión, con una decoración que, con poco gasto, logre un efecto estético que la haga atractiva, evitando caer en la profusión del falso lujo. Escuela higiénica, clara, luminosa y de atmósfera artística, de dentro hacia fuera, una arquitectura franca, lógica y razonada donde cada cosa cumpla su función…”.
Esos edificios de enseñanza pública fueron aplicando las normas derivadas de las innovaciones de racionalidad y progreso. Incluso posteriormente otro arquitecto como Pedro Ispizua las tuvo presentes en las Escuelas Maestro García Rivero.
Esta edificación centenaria mantiene su vigencia como equipamiento público, de acuerdo al uso para el que fue proyectada. Su adecuado mantenimiento y adaptación a los nuevos tiempos permite que los postulados de Ricardo Bastida no hayan perdido interés y el colegio siga siendo un referente de la arquitectura escolar de la ciudad. Exteriormente tan solo ha sufrido leves cambios cromáticos, con motivo de la última rehabilitación.
Puede adscribirse a la tipología de edificios compactos, frente a una nueva tendencia posterior en centros universitarios que plantearon modelos más abiertos y orgánicos, como la Escuela de Ingenieros y la Facultad de Sarriko (de Ciencias Económicas y Empresariales), ambas proyectadas en los años cincuenta y sesenta del siglo XX por el arquitecto Jesús Rafael Basterrechea.
Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre