Sanatorio antituberculoso diseñado por Eugenio de
Aguinaga y construido para el Patronato Nacional Antituberculoso por petición
del Comité Antituberculoso de Bizkaia. Está ubicado en Santa Marina errepidea,
41.
Hasta los años cincuenta la tuberculosis fue la
enfermedad con mayor índice de mortalidad en la época. Para hacer frente a esta
situación en los años de posguerra se erigieron diferentes centros sanatoriales.
Varios de ellos se ubicaron en Santa Marina, en el monte a las afueras de
Bilbao, y crearon la Ciudad Sanatorial del mismo nombre. El complejo estaba
formado por el Sanatorio Luis Briñas (1937- 1939) destinado a mujeres, el
sanatorio Víctor Tapia (1940- 1942) construido para niños y el sanatorio para hombres
Generalísimo Franco, actualmente denominado Hospital de Santa Marina.
En abril de 1941 Aguinaga elaboró el proyecto, la
construcción se inició en mayo del mismo año, y la inauguración tuvo lugar el
19 de junio de 1944, con motivo de los actos conmemorativos del quinto
aniversario de la toma de Bilbao. A ella asistió el dictador Francisco Franco
que dio nombre al nuevo edificio.
El sanatorio estaba compuesto por dos bloques rectangulares paralelos de cinco pisos de
altura pero diferente longitud. Los dos edificios se comunicaban entre sí por
un cuerpo central que daba acceso al edificio. En el cuerpo de enlace
acristalado, el arquitecto ubicó un gran hall de entrada con cuatro ascensores
y dos escaleras que permitían comunicar y atender los servicios instalados en
los dos bloques.
En el cuerpo menor de la planta baja, orientado al
norte, se instalaron la administración, la dirección del centro y algunos
servicios médicos, y en el cuerpo más amplio las salas de rayos, la cocina y
lavandería. Los pisos altos abiertos al norte
albergaron los servicios médicos en una de sus partes, y en otra los
dormitorios para pacientes aislados y graves. Mientras que el cuerpo más
amplio, que contaba con un frente de 83 metros orientado al sur, acogió el
resto de habitaciones abiertas a las galerías de curas que están cerradas en la
actualidad. Finalmente el último piso se dedicó a las viviendas de los
sanitarios y religiosas residentes, desde donde podían acceder al coro de la
capilla de dos pisos de altura. Entre 1948 y 1949 Aguinaga proyectó un
pabellón- cocina de nueva planta adosada al bloque posterior del sanatorio,
destinado a servir a todo el grupo sanatorial.
El sanatorio logró gran éxito en la época, y logró
que Bilbao destacara en la lucha antituberculosa. De hecho el sanatorio fue un
centro en el que se ensayaron planes piloto contra la tuberculosis.
El hospital ha sido transformado y alterado en sucesivas ocasiones y en la actualidad forma parte de la red de centros de Osakidetza.
Francisco Javier Muñoz Fernández