Comerciante y hombre de negocios, estuvo vinculado a operaciones inmobiliarias en Las Arenas, enclave que se encontraba en proceso de urbanización en el último cuarto del siglo XIX para convertirse en centro residencial de la burguesía acomodada bilbaína.
En la esfera político-administrativa, Eusebio García alcanzó cargos de representación en la Diputación vizcaína y en la corporación municipal bilbaína al inicio del último cuarto del XIX. Desde 1872, fue progresivamente ascendiendo escalafones en el seno de la administración local, hasta alcanzar la presidencia de la Alcaldía de Bilbao en mayo de 1873. Siguió de cerca los pasos de su compañero corporativo, Bernabé Larrínaga, que fue también Alcalde de Bilbao en el transcurso de la primera República, vinculándose inicialmente al partido demócrata de Cosme Echevarrieta y, más tarde, al foralista de Fidel Sagarminaga. Se movió, por tanto, Eusebio García en los círculos republicanos del Bilbao de los años 70 del siglo XIX. Fue socio de El Sitio, foro de reunión de los liberales progresistas bilbaínos.
Tras la corta Alcaldía de Francisco Mac Mahón y acto seguido de ser proclamada la I República, de nuevo fue designado para formar parte del Ayuntamiento que entraba en funciones el 17 de marzo de 1873, al frente de Bernabé Larrínaga. El 29 de mayo de 1873, tras la dimisión de Bernabé Larrínaga por su designación como Diputado a Cortes por Durango, hubo de procederse a elección. En escrutinio secreto, resultó elegido como Alcalde Eusebio García, con 10 votos, frente a los dos de Ramón San Pelayo y el emitido en favor de Federico Arana.
Durante la gestión de Eusebio García en la presidencia de la administración local, gestión de tan sólo tres meses, destacó la habilitación de recursos tanto para hacer frente a los enfrentamientos armados que se vivían, gastos de guerra que, ya desde tiempo atrás, habían debilitado las arcas municipales, como para que pudiera mantenerse el orden público y llevarse a cabo las obras públicas acordadas.
El plano de Ensanche presentado por P. Alzola, E. Hoffmeyer y S. Achúcarro mereció por parte de la corporación los calificativos de “grandioso y bello proyecto”. Se propuso su aprobación, el arbitrio de recursos para su ejecución, la formación de un Reglamento especial de Ensanche y otro general de construcciones, y la ejecución de obras de explanado, alcantarillado y defensa de la Gran Vía. Pero, el conflicto carlista paralizó las gestiones para su definitiva puesta en marcha.
Cesó en su cargo como alcalde de Bilbao el 23 de agosto de 1873 y fue sustituido por Juan José Aguirre.
Susana Serrano Abad