Conjunto residencial de 650 viviendas protegidas construido por la Constructora Benéfica “La Sagrada Familia”, entidad creada por la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao en 1955. El grupo se sitúa en el distrito bilbaíno de Deusto, limitando al norte con Agirre Lehendakariaren Etorbidea (Avenida Lehendakari Aguirre), al este con la calle Iruña, al oeste con la calle Sagrada Familia y al sur con la Avenida Madariaga. Después de la construcción del barrio de San Ignacio por iniciativa de la Obra Sindical del Hogar, la Sagrada Familia es el conjunto residencial para la clase media más grande construido en Bilbao hasta la fecha.

Fue levantado entre 1956 y 1958 según proyecto de los arquitectos Félix Íñiguez de Onzoño (1922-), Hilario Imaz Arrieta (1894-1968), Luis Fungairiño y Celestino Martínez Diego. El complejo destacó en aquel momento por su configuración urbanística: la altura de algunos edificios alcanza las doce plantas y se sitúan en el lado norte de las parcelas que lo integran, mientras que los más bajos -de cuatro o cinco niveles- ocupan las zonas más al sur, permitiendo un mayor número de viviendas convenientemente iluminadas. Los técnicos estudiaron espacios vecinales ajardinados entre los bloques, evitando el empleo de patios cerrados de manzana, desvinculado los interiores del entorno urbano y dando prioridad al peatón frente al vehículo. De hecho, la solución del complejo  transforma la tipología de manzana compacta de cuatro crujías propuesta en el Plan Parcial de Deusto, vigente desde 1947, con la introducción de alineaciones retranqueadas en todo el perímetro y con el empleo de bloques de doble crujía.

Es destacable igualmente la amplia variedad de tipos de viviendas empleadas en la Sagrada Familia, todas ellas con doble orientación y racionalmente distribuidas, con poca superficie útil de paso, habitaciones ajustadas dimensionalmente al mobiliario y dos balcones por vivienda (solana y terraza con tendedero), algo inusual para la época. Los materiales empleados en su ejecución fueron modestos pero de buena duración, al utilizar en fachada el ladrillo caravista y pequeñas piezas de hormigón prefabricado en encercados de ventana y celosías de tendederos.

La operación inmobiliaria estuvo ligada al Primer Plan Nacional de Vivienda, aprobado en 1954, contando con los beneficios que el Instituto Nacional de Vivienda concedía a las promotoras a través de la Ley de Viviendas de Renta Limitada. Su presupuesto de construcción fue de 150 millones de pesetas y los factores de adjudicación de las viviendas fueron tres: necesidad de vivienda, importancia y antigüedad de los saldos depositados en la Caja de Ahorros, estando principalmente destinadas a familias de clase media.

 

Asier Santas