Joaquín Zuazagoitia Azcorra nació el 22 de marzo de 1892 en Madrid. Zuazagoitia en 1909 se trasladó a Barcelona donde, siguiendo los pasos de su padre, realizó la carrera de farmacia. Amplió estudios en ciencias químicas en Madrid y posteriormente en Alemania y en Francia (París y Burdeos), donde se especializó en Enología.
Zuazagoitia empezó a cobrar cierto protagonismo intelectual en el Bilbao de los años veinte, una ciudad en pleno proceso de transformación socioeconómica y dinamismo cultural. Fue miembro de la célebre tertulia del café Lyon D’Or de Bilbao, que reunía a un grupo de destacados intelectuales bilbaínos en aquel café de la Gran Vía. Aglutinada en torno a Pedro Eguillor, en ella participaban asiduamente gentes como el poeta Ramón Basterra, el periodista Pedro Mourlane Michelena, el político José Félix de Lequerica Erquiza, el escritor Rafael Sánchez Mazas o el mismo Zuazagoitia. Todos ellos se fueron alejando de posiciones liberales para acercarse a un nacionalismo español autoritario, reaccionario o abiertamente fascista.
Durante la guerra y hasta la caída de Bilbao en manos de las tropas franquistas, Zuazagotia se mantuvo en un discreto segundo plano, se trasladó a Algorta. Sin embargo, tras la caída de la villa, en junio de 1937, inició una carrera política que le permitió alcanzar cargos relevantes en el Nuevo Estado. Se afilió entonces al partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS, del que en 1939 ya era “inspector nacional”.
Joaquín Zuazagoitia fue nombrado Alcalde de Bilbao en 1942, un año complicado e importante en la evolución política del franquismo. El 16 de agosto de 1942 el santuario de Begoña fue escenario del enfrentamiento entre carlistas y falangistas, saldado con decenas de heridos, tras el lanzamiento de una granada por falangistas a la salida de un acto político religioso en recuerdo de requetés fallecidos.
Los ayuntamientos franquistas jugaron un destacado papel al servicio del régimen como instrumento de propaganda que pretendía la difusión de los valores políticos del Movimiento y la legitimación del Nuevo Estado. De esta manera se renombró el callejero con el objeto de inculcar a la ciudadanía bilbaína una memoria de la Guerra Civil que rindiera culto a los vencedores y borrara del espacio público a los vencidos.
El mandato del Alcalde Zuazagoitia se prolongó durante diecisiete largos años. Durante la década de los años cuarenta, el Ayuntamiento trató de paliar esa alarmante situación de necesidad social. A inicios de los cuarenta el Cuerpo Médico de la Beneficencia Municipal prestaba atención sanitaria a unos 2.000 bilbaínos “pobres” inscritos en el padrón de beneficencia municipal. Y el albergue de huérfanos de la villa atendía diariamente a unos 130 niños. Además, el Ayuntamiento financiaba la asistencia en otras instituciones no municipales como La Misericordia, la Junta Provincial de Menores, el asilo de Nuestra Señora de Begoña, etc.
Asimismo, se construyó el nuevo matadero de Zorroza, en lugar del viejo de la calle Tiboli, carente de capacidad y condiciones sanitarias. Otra obra municipal destacada de esta época fue el edifico del Mercado del Ensanche inaugurado en junio de 1950. Ese mismo año se terminó el Aeropuerto de Sondika, proyecto en el que participó el Ayuntamiento junto a otras instituciones locales.
En los años cincuenta se produjeron algunos cambios en la política económica franquista que flexibilizaron el rígido intervencionismo económico anterior y mitigaron las tendencias autárquicas. La nueva coyuntura supuso para Bilbao un importante crecimiento económico y demográfico, además de un extraordinario aumento de la inmigración. Ya en los años cuarenta, la población de la villa había crecido de manera significativa pasando de 196.872 habitantes en 1940 a 229.334 en 1950. Pero en los años cincuenta ese crecimiento se aceleró espectacularmente de forma que la población bilbaína se incrementó en más de 60.000 vecinos debido fundamentalmente al éxodo rural.
A pesar de las dificultades, en el haber de las corporaciones de los cincuenta hay que mencionar realizaciones importantes como la Feria de Muestras, en colaboración con la Diputación y la Cámara de Comercio, inaugurada en 1958; el viaducto para unir el barrio Rekaldeberri al núcleo urbano, inaugurado en 1958 tras largos retrasos; la repavimentación de las calles de la villa, iniciada en 1953, necesaria por el incremento del tráfico rodado; la conversión del edificio de la sociedad El Sitio en archivo y biblioteca municipal de Bidebarrieta en 1956; el nuevo Palacio de Justicia de Berástegui y la nueva Escuela de Ingenieros, inaugurados en 1958, en los que participó el Ayuntamiento junto a otras instituciones, etc. En otros campos, como la vivienda, la escuela, el saneamiento y abastecimiento de agua, el tráfico o el transporte urbano, aunque el Ayuntamiento intervino, los problemas se notaron más que las soluciones.
Joaquín Zuazagoitia fue conocido como el Alcalde del Gran Bilbao. Sin lugar a dudas, sus gestiones para conseguir la aprobación del Plan de Ordenación Urbanística y Comarcal de Bilbao y su zona de influencia y la creación para su desarrollo de la Corporación Administrativa del Gran Bilbao constituyeron su principal realización política como Alcalde de la villa.
El problema de la vivienda y sus consecuencias en el desarrollo urbano bilbaíno se refleja claramente la proliferación de chabolas y la formación de comunidades de inmigrantes que vivían en condiciones penosas e insalubres. Para paliar estos problemas el gobierno aprobó un plan urgente para la construcción de 4.000 viviendas para erradicar el chabolismo, medida que fue ampliamente difundida y saludada en la prensa de la época como gran concesión del Caudillo. Era el origen del barrio de Otxarkoaga, destinado a albergar a chabolistas, cuya acelerada construcción sólo fue comparable a su rápido deterioro.
Joaquín Zuazagotia fue cesado el 4 de abril de 1959 y sustituido por Lorenzo Hurtado de Saracho Arregui.
Fernando Martínez Rueda