Nació en Munguía, el 12 de septiembre de 1829, el hijo de Florencio Lecanda Bergara, natural de Bilbao, y de Cristina Mendieta Aréchaga, de Munguía, localidad de la que ambos eran vecinos.
Realizó sus estudios secundarios en el Colegio de Humanidades de Bilbao (1842- 1845), obteniendo al finalizar la calificación de sobresaliente. Inscrito en la Universidad de Valladolid desde 1845, superó cuatro cursos de Jurisprudencia, logrando el 5 de junio de 1849 el título de Bachiller.
Siguiendo la tradición familiar, ejerció la profesión de abogado, realizando una brillante carrera. Se colegió en Bilbao en el Bienio Progresista, llegando a desempeñar destacadas funciones en el seno de dicho organismo colegial.
Asimismo, colaboró intensamente en la administración local bilbaína durante el bienio de 1865-1866, más tarde coincidiendo con el sitio de la villa de Bilbao a inicios de 1874 y nuevamente de 1879 a 1883. De su gestión en el Ayuntamiento, destacar su participación en las gestiones con el Gobierno para conseguir la ampliación de los límites jurisdiccionales de la villa, tramitando los expedientes de compensaciones con las anteiglesias de Abando y Begoña una vez consumada la anexión.
El 4 de marzo de 1880 Manuel Lecanda era nombrado Alcalde por el Gobernador, en sustitución de Marcelino Goicoechea, que había dimitido por motivos de salud. En general, las gestiones municipales a practicar por la nueva corporación venían ya marcadas desde el ejercicio anterior. De modo que, en algunos temas no se trataba sino de continuar con los proyectos emprendidos (Jardines de Albia, plaza Elíptica, etc.) o de poner en marcha los acuerdos tomados por la corporación precedente (sustitución del puente colgante de San Francisco, suministro de agua a zonas anexionadas, etc.). Y, en cuanto a objetivos, se seguían las directrices que Pablo Alzola había establecido desde su llegada a la presidencia de la Alcaldía bilbaína en 1877, en un intento de modernizar, engrandecer y embellecer la villa, es decir, el desarrollo del plan de Ensanche, la construcción de edificios públicos al servicio de la población, la ampliación y mejora de la instrucción pública y el acondicionamiento de la zona de servicios portuarios.
El plan de Ensanche tropezó en estas fechas con un grave obstáculo que moderó su desarrollo, esto es, los restringidos recursos económicos con que contaba Bilbao. Ante la disparidad de las obras emprendidas y la escasez de medios, finalmente la corporación hubo de designar una zona de actuación preferente, el eje Gran Vía-Ercilla-Heros, sin prescindir de las obras en ejecución.
Otras actuaciones urbanísticas se realizaron en los antiguos arrabales de San Francisco y de las Cortes. El entretejido de las calles que unían los muelles de la Naja, Merced y Marzana con la arteria principal de la calle San Francisco (Hernani, Dos de Mayo, Lamana) dió paso a la formación del entramado urbano del barrio de San Francisco, destacando la iniciativa particular de José María Ortiz de la Riva y de Juan Alonso Allende. A su vez, se abría la calle de las Cortes y Cantera.
El 30 de junio de 1881 dejó su cargo como alcalde y fue sustituído por Vicente Urigüen.
Susana Serrano Abad