Mario Arana nació en Bilbao el 24 de mayo de 1884 en el seno de una familia liberal. Su padre, Francisco Arana Lupardo, fue socio de la Sociedad El Sitio y concejal del Ayuntamiento de Bilbao durante el bienio 1883-1885, en representación del partido Demócrata Liberal.
Mario Arana estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto. Entre sus aficiones destacó el fútbol, donde llegó a ser jugador del Athletic de Bilbao. Según sus biógrafos, Mario Arana tenía una personalidad extrovertida, “chirene”, y desarrolló una intensa sociabilidad pública en el Bilbao de la época, y se le consideraba vinculado con las actividades de la Juventud Vasca.
De ideología nacionalista, Mario Arana perteneció a la Comunión Nacionalista Vasca. En 1919 fue elegido al Parlamento español. Durante la coyuntura política de 1920, un sector del nacionalismo vasco abogaba por la unión de las derechas, lo cual implicaba un acuerdo electoral con la Liga Monárquica, alianza que defendió Arana Mendivil. Finalmente, los dirigentes de la Liga de Acción Monárquica, Ramón Bergé entre otros, prefirieron el entendimiento electoral con el socialista Indalecio Prieto para propiciar la derrota electoral del Bizkaitarrismo. Mario Arana falleció en Madrid el 22 de marzo de 1931.
La gestión de Mario Arana como alcalde se desarrolló en dos mandatos, durante
los cuales la impronta nacionalista vasca del alcalde se reflejó en las
actuaciones del Ayuntamiento de Bilbao. Durante el mandato de Arana se aprobaron medidas para favorecer la cultura y el euskera. Así pues, se actualizó el
reglamento para el servicio de las bibliotecas populares de Bilbao y se crearon
clases voluntarias de euskera en los grupos escolares de Ribera e Indautxu a
partir del 1 de septiembre de 1918.
En lo concerniente a la infraestructura y obras públicas debemos destacar la reconstrucción del teatro Arriaga. Desde el incendio que destruyó el teatro en 1914. Otra de la decisiones de relevancia fue la creación de la Mancomunidad de Servicios del Bilbao Metropolitano. De esta manera se intentaría promover la creación de una urbe metropolitana con servicios avanzados.
Las cuestiones políticas y de autonomía adquirieron un gran protagonismo durante el mandato de Arana. Así pues, el Ayuntamiento de Bilbao se adhirió al manifiesto aprobado por las diputaciones vascas a favor del autogobierno política, el 17 de julio de 1917. Asimismo, se sucedieron las iniciativas promovidas por los ayuntamientos vizcaínos y secundadas por el de Bilbao para protestar contra la ley de 25 de octubre de 1839 y para fijar acuerdos en pro de la autonomía de los Ayuntamientos de Bizkaia.
Otro de los retos a los que se debió enfrentar Arana durante su mandato fue la
Huelga General de 1917, convocada por la UGT y la CNT a nivel estatal. En
Bilbao el paro lo protagonizaron 100.000 obreros, que paralizaron la villa
entre el 13 y el 19 de agosto. Los enfrentamientos con la guardia de asalto y
el descarrilamiento de un tren a la altura de La Peña arrojó un balance de 11
muertos y decenas de heridos.
Por último, la epidemia de gripe sufrida por la ciudad de Bilbao en 1918 fue
uno de los retos más complicados del alcalde M. Arana. Durante los meses de
septiembre y octubre se contabilizaron en Bilbao más de 700 muertos a causa de
la gripe. Durante la epidemia el alcalde tuvo una implicación directa en la
gestión de la crisis y su participación fue, con posterioridad, elogiada por
los médicos y otras entidades sociales.
Un decreto de alcaldía convocó el 15 de diciembre de 1918 la asamblea de municipios de Bizkaia para solicitar el autogobierno político. Se sucedieron diversos altercados y el Gobernador civil suspendió en su cargo al alcalde M. Arana y el 20 de diciembre de 1918 le sucedió en la alcaldía Gabino Orbe Usabanderas.
Joseba Agirreazkuenaga