El parque de Ametzola se enmarca
dentro de una gran operación de regeneración urbana que ha permitido
transformar una amplia área de la ciudad en el distrito de Rekalde, ocupada anteriormente por instalaciones
ferroviarias, en un barrio renovado de gran calidad ambiental.
El PERI (Plan Especial de Reforma Interior) contemplaba el desvío y soterramiento del trazado ferroviario, la construcción de una nueva estación, nuevas viviendas y un parque público, para el que se convocó un concurso de ideas. El proyecto fue desarrollado por los arquitectos Javier López Chollet y Marta Dalmau, inaugurándose en 2004.
El parque se plantea como un espacio abierto, delimitado por una serie de paseos y plazas que articulan y facilitan la transición entre este espacio y la ciudad.
Dos amplios paseos estructuran el conjunto. En el ámbito más próximo a las viviendas el parque tiene un carácter más urbano con la explanada, el estanque y el canal, en contraste con la ladera naturalista que lo rodea. Predominan en esta zona las superficies pavimentadas y el arbolado de alineación. Las plazas situadas entre los edificios tienen carácter de estancia, con juegos infantiles.
El paseo de borde, sobre la galería que cubre el nuevo trazado ferroviario, configura el límite hacia el Sur y un espléndido mirador hacia el parque. Dos amplias pérgolas sustentadas por grandes cilindros aportan al conjunto una imagen singular y permiten ventilar e iluminar la nueva estación.
Junto a ella se crea una plaza con una torre de reloj que permite integrar la chimenea de las nuevas instalaciones soterradas de residuos urbanos. El desnivel existente entre el parque y la calle Gordóniz se resuelve con una amplia escalinata.
Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre