Nacido en Madrid en 1894, vino a Bilbao con su madre, tras la muerte de su padre el mismo año de su nacimiento. Estudió en la villa con los Escolapios y más tarde con los jesuitas de Orduña. En 1910 regresó a Madrid donde inició estudios de Derecho.
En 1915, un año antes de su regreso a Bilbao, publicó Pequeñas memorias de Tarín, un intento de memoria y creación novelesca sobre la infancia, lleno de datos autobiográficos y de una acción que se desarrolla en Bilbao o sus alrededores y constante en la creación de una nostalgia por el tiempo pasado, contado en primera persona, y asistido por abundantes datos culturales. Asistía a la tertulia del café Lyon d’Or, donde se produjo la creación de la Escuela Romana del Pirineo, una apuesta colorista y difusa sobre el resurgir cultural de Bilbao, un intento de que su nivel cultural estuviera a la altura de su potencia económica e industrial. Rafael Sánchez Mazas fue uno de los impulsores de la literatura de Ramón de Basterra tras la muerte de éste. En la base intelectual de la Escuela Romana pueden encontrarse algunas características que después distinguirán la cultura de la Falange Española, en la que militó activamente Sánchez Mazas. En la Escuela se distinguían los valores de la romanidad, la catolicidad y el clasicismo, además de mostrarse muy críticos con el nacionalismo vasco.
En ese momento comenzó su colaboración con El Pueblo Vasco (1917-1921) de Bilbao, un periódico católico y monárquico. Esa alianza resultó vital en la peripecia vital de Rafael Sánchez Mazas, puesto que fue corresponsal del diario en Marruecos en 1921. En 1922 viajó a Roma como corresponsal de ABC, donde realizó crónicas del ascenso del fascismo. Roma se convirtió en una conmoción en la educación sentimental de Rafael Sánchez Mazas, allí se agudizó su visión del mundo clásico latino, completó su educación literaria y se radicalizó su sentido político, de forma que elogiará de forma extrema la Marcha sobre Roma.
En 1929 volvió a España y se radicó en Madrid donde ya era una pluma conocida y apreciada. En 1931 comenzó su colaboración con El Sol, tras la toma de control del sector monárquico de los accionistas que desplazaron a los liberales, que salieron del periódico. Bajo el pseudónimo de Persiles publicó un folleto España-Vaticano, que formó un gran debate y el autor se vio obligado a retirar la edición.
Un grupo de escritores, Eugenio Montes, Mourlane Michelena, José María Alfaro, Rafael Sánchez Mazas, compusieron lo que se ha dado en llamar la Corte literaria de José Antonio primo de Rivera, la expresión literaria del fascismo español. Ellos compusieron el himno “Cara al Sol”, al parecer de forma colectiva. Y Sánchez Mazas fue el encargado de crear la retórica de Falange y autor del grito emblemático “Arriba España”.
En marzo de 1936 fue encarcelado. Gracias a un permiso escapó a Portugal, pero fue obligado por el mismo José Antonio a cumplir su palabra y volver. Durante los primeros meses de la Guerra su vida es azarosa. Consigue refugiarse en la Embajada de Chile, donde escribe la novela Rosa Krüger (publicada en 1984), una alegoría de la victoria de un cristianismo telúrico. Intentó una huida a Barcelona pero es detenido y encarcelado en el buque Uruguay. En 1939 consigue huir de un fusilamiento masivo en el Monasterio de Collel, acción que ha servido de base a la novela Soldados de Salamina (2201) de Javier Cercas.
Tras la Guerra fue nombrado Ministro sin Cartera en el primer Gobierno de Franco (1939-1940), cargo que abandonó pronto.
En 1951 publicó su obra más recordada: La vida nueva de Pedrito de Andía, que fue tomada como una alternativa al tremendismo y al realismo. Ejemplo de novela de la adolescencia, relata la juventud de Pedro de Andía, en un ambiente aristocrático, resulta un fresco de la nostalgia del tiempo pasado. Evocación y nostalgia son los dos tonos fundamentales de la obra. Fue considerada como novela católica por las consideraciones religiosas del protagonista. Y se consideran aciertos del autor el retrato psicológico de Pedrito, la adecuación del lenguaje, la acertada descripción de los espacios en los que sucede la acción.
Apología de la historia civil de Bilbao se publicó en 1957 y continuó la senda del elogio del desarrollo industrial de la ciudad. A partir de 1960 abandona las colaboraciones periodísticas e inicia el retiro hacia un refugio personal.
En 1966 fue elegido para ocupar un sillón en la Academia de la Lengua, pero nunca tomó posesión. Ese mismo año falleció en Madrid.
Jon Kortazar