El distrito municipal número siete está orientado al Sur y acoge los barrios de Iralabarri, Ametzola, Rekaldeberri-Larraskitu, Uretamendi e Iturrigorri-Peñascal. Aunque se encuentra en su margen izquierda no limita directamente con la ría
Perteneciendo a la anteiglesia de Abando, en la Casilla estuvo el núcleo formado por el Ayuntamiento, las Escuelas, un Asilo y la primera Escuela de Ingenieros Industriales (en el lugar posteriormente ocupado por la Escuela de Peritos Industriales y la Residencia Universitaria, finalmente demolidas). Originalmente fue un paraje de carácter rural, con campas, huertas y caseríos dedicados a la agricultura y la ganadería. Pero en la época de la industrialización de Bizkaia a finales del s. XIX formó parte de la “cuenca minera”, con minas de hierro en las laderas de los montes Arnotegui, Arraiz y Pagasarri y de cobre en Iturrigorri. Industrias de diverso tipo se instalaron en la zona (triturado municipal de basuras, canteras, caleros, tonelera, curtilería, fábrica de pinturas…). Durante un tiempo la imagen que ofrecían los pabellones industriales predominantes era su seña de identidad, hasta que llegó su desmantelamiento a partir de los años ochenta del s. XX. También el ferrocarril dejó sus huellas con la ocupación de espacios en Ametzola, dedicados a almacén de trenes y a viviendas para ferroviarios.
Los diversos planes urbanísticos de ampliación del Ensanche y otros posteriores marcaron algunas pautas de ordenación. Pero el desarrollismo de la posguerra impuso la edificación masiva y un tanto descontrolada, convirtiéndolo en asentamiento de clases trabajadoras y llegando a ocupar las laderas de los montes con los barrios del Peñascal y Uretamendi.
Destaca en el distrito una actuación urbanística de indudable interés por su carácter pionero y ser promovida por iniciativa privada: la urbanización del Barrio de Iralabarri llevada a cabo en las primeras décadas del s. XX en el entorno de Vista Alegre. Todo surgió en torno a la fábrica de harinas Harino Panadera allí instalada. Por una parte los propios trabajadores de la fábrica y por otra los emigrantes que llegaban ante el reclamo del desarrollo industrial de la época fueron los detonantes, para plantear la construcción de un singular grupo de viviendas económicas destinadas las clases medias y populares, dotadas de buena habitabilidad y salubridad en la periferia de la ciudad. El modelo tomaba referencia de ideas ya desarrolladas en países como Francia e Inglaterra en las denominadas “ciudad jardín”.
Se desarrollaron diferentes tipologías arquitectónicas (viviendas unifamiliares, bifamiliares, adosadas..) siendo ejecutadas en variados estilos con influencias regionalistas. No solamente se trataba de una urbanización de viviendas sino que tenía un componente de carácter social incorporando dotaciones para los residentes. Contribuyó a su desarrollo la llegada del tranvía que unía esa zona con el centro urbano. Posteriormente la especulación urbanística de la posguerra fue haciendo mella, dejando tan solo una pequeña muestra de aquella utopía hecha realidad.
Cercana en el espacio y un poco posterior en el tiempo, en los años veinte del s. XX se acometió el Barrio de Torre Urizar, una nueva actuación, en este caso por iniciativa municipal, de vivienda colectiva de carácter social. Tomando referencia de modelos centroeuropeos, se proyectó un conjunto urbano de viviendas en cinco plantas con patios abiertos y sistema constructivo de muros de carga, propuesta novedosa que contrastaba con la de Iralabarri. Convive en su entorno con uno de los últimos vestigios medievales, la Casa torre de Urizar reconvertida en centro cívico.
El Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao de 1995 propició una importante actuación urbanística en Ametzola, recuperando zonas residuales del transporte ferroviario, eliminando la trinchera existente hasta Basurto mediante el soterramiento de las vías, urbanizando la Avenida del Ferrocarril y construyendo una nueva estación. También se mejoró la calidad medioambiental del entorno con un amplio conjunto residencial y un parque, consiguiendo además una mayor aproximación al centro de la ciudad con la nueva llegada del tranvía hasta Rekalde y el ascensor entre Ametzola e Irala, algo que ya se había conseguido de manera incipiente con Iralabarri y Torre Urizar..
La Plaza de toros de Vista Alegre sucesivamente reconstruida, el Colegio Elejabarri, la nueva Alhóndiga de Gaztelondo y el Polideportivo del Fango ubicado sobre un antiguo lavadero de mineral, completan el panorama arquitectónico del distrito.
Francisco J. García de la Torre y Bernardo I. García de la Torre