Instituto benéfico popular fundado en el siglo XVIII destinado a proporcionar acogida, formación y trabajo a niños y ancianos pobres. Continúa prestando servicio en 2014, si bien dedicada solamente a residencia de ancianos.
Durante los años anteriores a su fundación, los ancianos pobres eran acogidos en los dos Hospitales-asilo de Bilbao. A raíz de la reforma realizada en el año 1661 quedó solamente el Hospital de los Santos Juanes en Atxuri, pero destinado exclusivamente a la curación de enfermos. La Villa quedó sin un lugar de acogida para sus pobres.
En 1724 el ayuntamiento acordó la fundación de la “Casa de Misericordia y Refugio” para los vecinos de Bilbao. Pero el vecindario se opuso a la forma en que el municipio quería obtener los recursos y el proyecto fracasó. En 1732 lo volvió a intentarpero no consiguió frutos hasta el año 1752, en que se comenzó a habilitar una casa en Bilbao la Vieja para albergar ancianos.En 1760 se transformó una casa de la Sendeja, que había servido de carnicería y era propiedad de la Villa. Esta casa, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Piedad, marcó el nacimiento de la Casa de Misericordia en Bilbao.
En 1763 se especificaron las condiciones para ser acogido. Estaba dedicada exclusivamente a los pobres de la Villa yalos niños cuyos padres no pudieran sustentarlos, a los que se daba, además, instrucción adecuada incluido el aprendizaje de oficios. A los mendigos y vagabundos forasteros se les asistiría un solo día.
En 1770 se constituyó para su gobierno una cofradía de vecinos, que se llamó Hermandad del Refugio y más tarde Junta de Caridad. Se solicitó al Rey la cesión del antiguo colegio de los jesuitas y, el 18 de enero de 1772, se trasladaron a la nueva sede 68 de los más de 100 pobres que había en la Sendeja. Junto a ella se construyeron los talleres que iban a servir para dar un oficio a los niños asilados e incluso para que trabajaran en ellos los ancianos capacitados. Los hubo de alfarería y loza fina, panadería, telares, cordelería e imprenta, y generaron ingresos económicos que, junto con los donativos, rifas, y algunos impuestos del tráfico marítimo, permitieron que la Misericordia no fuera gravosa para las arcas públicas. Sin embargo, hubo momentos de apuros económicos graves como en el año 1800, cuando el Alcalde y la Junta salieron a la calle a pedir limosna.
En el censo del año 1834 figuran como asilados 124 varones y 145 mujeres.
En 1871 se acordó construir un nuevo edificio sobre el solar del convento de los Recoletos de San Mamés, en Abando, comprado por el Ayuntamiento a la Diputación, en el que sigue funcionando la Misericordia en el año 2014.
Las Hermanas de la Caridad de San Vicente Paúl se establecieron el 12 de febrero del año 1881, según acuerdo celebrado con la Junta de Caridad, siendo la primera superiora Ascensión Guridi. En 1883 incorporó un médico a su plantilla, siendo el primero Carmelo Gil Gorroño, quien inició la práctica de reconocimientos médicos, introdujo la práctica diaria de gimnasia para los niños y mejoró notablemente la calidad nutricional de la alimentación.
La Misericordia se encargó también en aquellos años de otras actividades fuera de sus muros: reparto de raciones a los necesitados, suministro de camas y ropa a las colonias escolares, gestión del Instituto de Vacunación, etc.
En el tránsito del siglo XIX al XX hubo un incremento del número de asilados, pero también mejoró la situación económica merced a la pujanza de su imprenta, la donación de la plaza de toros, la creación de la Agencia Funeraria, el servicio de asistencia a entierros y el de alquiler de sillas para procesiones, celebraciones y actos públicos. También se perfeccionó la enseñanza profesional, si bien la de las niñas quedaba reducida a labores domésticas. Continuaba celebrándose cada Navidad la tradicional rifa del cerdo, cuyo desfile por las calles de la Villa constituía un acontecimiento.
A
lo largo del siglo XX la evolución de la Casa de Misericordia se acompasó con
los cambios sociales ocurridos durante la Guerra Civil, la posguerra y la
rápida transformación de Bilbao durante el último tercio de aquel siglo. Hubo
un momento (1987) en que parecía que esta secular institución iba a
desaparecer, pero no ocurrió así y en 2014 sigue en activo, si bien ha cerrado
sus talleres y agencia funeraria, ha dejado de albergar a niños y su labor se
limita a mantener una residencia de ancianos.
Juan Gondra Rezola