“La Aurora” es un edificio de oficinas ubicado en la plaza Federico Moyúa con fachadas laterales hacia la Gran Vía y la calle Ercilla. Fue proyectado por el arquitecto Manuel Ignacio Galíndez como sede de la compañía de seguros, tras el concurso convocado en 1931 y restringido a arquitectos bilbaínos.

El arquitecto desarrolló varias propuestas que buscaban la solución idónea para el cuerpo de remate superior. El proyecto definitivo de 1934 estaba destinado a uso mixto, incluyendo también viviendas. Muestra una continuidad con otras obras del mismo autor, como el edificio de viviendas en la plaza Arriquibar en Bilbao o el Banco de Vizcaya en Madrid.

“La Aurora” eligió un solar delimitado por la plaza y dos ejes confluyentes de la trama del Ensanche (el longitudinal de la Gran Vía y el diagonal de la calle Ercilla),  en un privilegiado lugar de la plaza Elíptica que en aquellos años treinta del siglo XX estaba bastante libre aún de edificaciones.

La original solución del encuentro entre dos curvas (las de las esquinas de la Gran Vía y la calle Ercilla) y una contracurva (la de la propia plaza) hace referencia al edificio Goldman & Salatsch proyectado por Adolf Loos en la Michaelerplatz de Viena en 1911.

Se diferencian varios niveles en la composición y el tratamiento de las fachadas, con el basamento de planta baja y planta primera en piedra oscura y el resto en piedra más clara. Además la fachada principal de la plaza está resuelta con un orden gigante de pilastras, elevándose y aportando monumentalidad. Al igual que sucede en casi todas las obras de Galíndez, se percibe su intención de dotar a la arquitectura de un carácter urbano como respuesta al entorno inmediato.

La solución del vestíbulo en doble altura aporta también un carácter monumental. La escalera dispuesta entre dos patios interiores deja libre el perímetro de las plantas para su uso de oficinas. Destaca además el cuidado en la composición interior, la combinación de los materiales y la decoración, con un mural de Aranoa.