El fallecimiento del rey Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 dio inicio a la guerra civil carlista que en Bilbao comenzó a partir de la llegada de esta noticia a Bilbao el 2 de octubre.
En este conflicto el control de Bilbao era una cuestión de capital importancia para los carlistas por los recursos económicos que aportaba, porque su posesión facilitaría conseguir prestamos internacionales y porque ofrecía la imagen de una ciudad relevante que podía ser presentada como una verdadera capital para el tradicionalismo.
Los carlistas controlaron la capital desde los primeros días de octubre hasta el 25 de noviembre de 1833, cuando el Ejército liberal ocupó la Villa. A partir de este momento, el Ejército carlista sitió Bilbao en dos ocasiones sin conseguir conquistar la ciudad.
Los carlistas cerraron el cerco sobre Bilbao entre el 10 y el 11 de junio de 1835. La ciudad fue rodeada por las tropas carlistas y la Ría cortada con cadenas que la bloqueaban. Los liberales habían reforzado las defensas de la Villa y organizado la Milicia Nacional que colaboraba en su defensa. Ambos bandos bombardeaban las defensas de sus oponentes en una guerra de posiciones.
Tanto el Ayuntamiento como la Diputación de Bizkaia trataron de conseguir ayuda de Francia e Inglaterra para la defensa de la Villa, dado que vivían en Bilbao ciudadanos de ambos países, aunque sin éxito.
El 15 de junio fue herido en una pierna Tomás Zumalacárregui (falleció el 24 de junio por la infección de la herida recibida), el jefe militar carlista, cuando observaba el sitio desde Begoña, lo que sirvió para elevar la moral de los sitiados.
El 21 de junio llegaron a Portugalete tropas liberales al mando de Latre y Espartero que obligaron a los carlistas a abandonar el cerco de Bilbao el día 1 de julio de La retirada carlista incidió en la pérdida de moral de los sitiadores, aunque no renunciaron a la toma de Bilbao que volvieron a intentar en los Sitios de 1836.
Mikel Urquijo