Vicente Urigüen nació en Bilbao el 25 de noviembre de 1851 y falleció el 23 de enero de 1934 en su vivienda, Ribera número 13. Pertenecía a una dilatada familia de la tradicional burguesía comercial bilbaína, los Urigüen La Concha. Dedicados desde mediados del siglo XIX a la comercialización de frutos coloniales y de bacalao, con flota propia, los hermanos Urigüen La Concha fueron extendiendo sus negocios, primero, al ámbito financiero y más tarde, según iban marcando los imperativos económicos, a la minería y a la industria siderúrgica.
Por R.O. de 27 de junio de 1885 era nombrado Alcalde de la capital bilbaína Vicente Urigüen Ansotegui en sustitución de Eduardo Victoria de Lecea.
Inauguró su gestión la nueva corporación con una epidemia de cólera que puso en entredicho la escasa capacidad y eficacia del hospital existente, aireándose de nuevo la vieja polémica de buscar terrenos para su futuro emplazamiento. Las necesidades contempladas pasaban por la habilitación de una sala para dementes, otra de maternidad y otra para venéreas. En principio fueron cedidos, y después arrendados, los barracones de Larrínaga propiedad de Eduardo Victoria de Lecea, para albergar a los afectados por enfermedades venéreas. De este modo, los barracones de Mena desalojados se destinarían, con carácter provisional, a clínica especial higienista (3.03.1887). Por su parte, las autopsias dejarían de realizarse en el hospital, adecuándose una sala específica para ello en Mallona.
Parejo al tema del hospital discurría el del nuevo cementerio, dada la saturación de Mallona. Asumió también la corporación la ampliación y mejora del equipamiento, abordando la reparación de la Casa Galera; la formación del proyecto de alhóndiga municipal en la calle Barroeta Aldamar; la ampliación de la Escuela de Artes y Oficios en la misma antigua Casa de Misericordia, debido al desarrollo que estaba tomando; los proyectos de mercado en el Ensanche y en la plaza de la Cantera, y el impulso del nuevo Teatro.
Bilbao, por aquellas fechas, comenzaba a acuciar los problemas derivados de su expansión y crecimiento. El incremento de la población y de los usos industriales estaba conduciendo a la precariedad e insuficiencia de viviendas y servicios, así como a un deterioro del espacio ambiental debido fundamentalmente a los vertidos a la ría. En mayo de 1886 quedaban concluidas las obras correspondientes al nuevo servicio de abastecimiento de agua del río desde los depósitos de Miraflores, obras que habían sido dirigidas por E. Hoffmeyer. Apenas un mes después, se ponían en evidencia las malas condiciones del arroyo Iturrigorri, con el riesgo de poner en peligro la salud pública. Paralelamente a esta cuestión, fue suscitada por la corporación y elevada a la Junta de Obras del Puerto la necesidad de efectuar el dragado de la ría ante el peligro que suponían para la salud pública los olores que desprendía y los vertidos que de las cloacas se producían (28.10.1886).
Las repercusiones negativas del despegue industrial bilbaíno se dejaron traslucir también en el campo sociolaboral. En marzo de 1886, la corporación municipal, haciendo eco de la problemática derivada de la afluencia masiva de trabajadores a Bilbao en demanda de empleo, daba cuenta de la existencia de entorno al millar de obreros sin trabajo. El censo de pobres de la villa arrojaba a finales de mayo de 1886 la cifra de 4.525 personas, lo que llamaba a ampliar el servicio médico-farmacéutico.
Vicente Urigüen cesó en su cargo el 20 de junio de 1887 sustituyéndole Celestino Ortíz de la Riva.
Susana Serrano Abad